Campamento Alevín e Infantil en Budiño

Campamento Alevín e Infantil en Budiño

21 de abril de 2022

El resumen del campamento viene escrito por Elena Ferreiro Rodriguez,

11/4/2022

Todo comenzó en la sala que tantas alegrías nos trajo. Las ganas de partir al monte Budiño eran inmensas. Preparamos los vehículos para dirigirnos a un lugar tan bello como misterioso.

Las tecnologías no funcionan en el lugar al que nos dirigimos. El GPS nos jugó una mala pasada, llevándonos por unos caminos intransitables. Cuando por fin llegamos a el que sería nuestro hogar en los próximos días, la emoción nos recorrió todo el cuerpo.

En primer lugar, cuidamos nuestra casa. Luego día cuando repusimos fuerzas con comida.

Ahora sí, estábamos listos para zarpar a una nueva aventura.

Mientras unos luchaban contra la fuerza de la gravedad para ascender, otros se aprovechaban de ella para descender, usando las técnicas que minutos antes fueron enseñadas por los expertos alpinistas (Jaime, César y Miguel).

Nos enseñaron a atar con destreza las cuerdas para optimizar la seguridad de los escaladores. La madre naturaleza no nos lo puso fácil. Las nubes negras como el carbón descargaban su furia en nuestra contra. Más nuestras ganas de escalar superaron todas las adversidades.

Mientras unos se empeñaban en seguir desafiando la gravedad, otros disfrutaban del entorno subterráneo.

Cuando el sol nos abandonaba, decidimos ponernos a cubierto en el Abel Alonso (el refugio).

Sin embargo, eso no fue suficiente para frenar la escalada de algunos. En el refugio, cabe decir que mientras algunos optamos por ir organizando el refugio, el resto crearon una fogata para calentar el hogar.

Cuando los agotados y congelados escaladores regresaban del mundo vertical, los recibimos con la cálida cena. Para despedir el día, nos enfrascamos en un apasionado juego de cartas.

Cuando los párpados nos pesaban toneladas, nos pusimos de acuerdo para irnos a descansar, consiguiendo así tener fuerzas durante el próximo día.

12/4/2022

Para iniciar bien el día, una de nuestras aventureras nos dejó una sorpresita...

En contra de su voluntad, la despistada escaladora agregó una alarma que resonaba en la mañana, haciendo que amanezcamos cansados y doloridos, para deshacernos del desagradable sonido. Pese al inconveniente, los montañeros saludamos el nuevo día poniéndonos ropa adecuada para explorar nuestro maravilloso mundo, alejados de tecnologías.

Desayunamos rápidamente y nos pusimos en marcha.

Una vez despiertos los monitores, para mejorar nuestra orientación, nos  inculcaron el uso de una brújula con mapa. Para ponernos a prueba, decidieron hacer el uso de dos balizas, solo señalando su localización en el mapa.

Una vez los montañeros aprendimos a orientarnos correctamente, era hora del apreciado tiempo libre. Unos decidieron juntarse en una rueda que funcionaba como columpio, aunque no todos, ya que algunos optaron por aventurarse por el monte.

Los que entramos cara el monte, fuimos por separado, ya que estábamos interesados en diferentes localidades.

Nuestros compañeros decidieron ir en otro momento, por lo que yo con una amiga, preferimos adentrarnos en la salvaje naturaleza. Pasamos por donde no había camino, simplemente con el objetivo de descubrir nuevos lugares.

Una vez que César dio la llamada, nos reunimos en el Abel Alonso.

Puesto que la fría roca tenía demasiada lluvia, acabamos por ir a seguir haciendo nuestra pasión, en un alegre rocódromo. Al MG2

En la entrada, los ansiosos escaladores no desperdiciamos ni un rápido segundo. Muchos de nosotros, logramos conseguir nuestra gran meta, haciendo así que saliésemos del maravilloso lugar satisfechos.

Al llegar a nuestro querido y acogedor hogar temporal, determinamos descansar, puesto que fue un día movido.

Los divertidos montañeros decidimos juntarnos en el "columpio" o simplemente disfrutar del momento haciendo el uso de las entretenidas cartas bajo el cálido sol, que acabó por querer sorprendernos con unos buenos rayos durante algunos momentos.

Como para los alegres escaladores nunca se acaba la aventura, después de reponer fuerzas con la sabrosa pasta, decidimos irnos de marcha.

El sol ya nos había abandonado, llegando así la hora de la luna, más eso solo hizo que nuestras ganas de aventurarnos en el precioso monte aumentaran.

Cogimos nuestras luces, para poder llegar hasta un pie de vía. Evidentemente, todos nos quedamos fascinados con las hermosas rocas.

Para despedir mejor el día que la anterior puesta de sol, contamos terroríficas historias, en lo más oscuro.

Los aterrados escaladores escuchamos una historia real sobre unos atrevidos montañeros, que como nos narraba la escaladora Elena, tuvieron un trágico accidente en el frío y desgarrador monte.

Para no poder dormir esa noche, cumpliendo así que fuera inolvidable, nuestro monitor Miguel nos habló acerca de la Santa Compaña, el terrorífico grupo de fantasmas que deambulaban en el tiempo de la noche de todos los santos.

Una vez llegamos al Abel Alonso, intentamos dormir.

Para los más valientes fue cosa fácil, pero la gente que escuchó aquella historia muy de fondo, estaban aterrados, haciendo así que tardaran horas hasta poder cerrar los párpados sin escalofríos.

Esta fue la mejor despedida de aquel maravilloso día que pudiéramos imaginar, puesto que así, jamás olvidaremos el tenso ambiente de aquella noche ya que en el fondo, nos encantaba ese momento de tanto misterio.

13/4/2022

Era el último día que habitaríamos aquel lugar tan mágico, aunque eso no fue excusa para no estar alegres.

Empezamos con la misma rutina que el maravilloso día anterior.

Una vez hecho esto, decidimos tomar el sagrado tiempo para nosotros. La gran mayoría de los intrépidos jóvenes fuimos otra vez a aquel lugar de escalada, donde seguía habiendo lugares tan misteriosos que alimentaban nuestra curiosidad.

Al final optaron por dar una vuelta por ahí, más unos cuatro querían irse por lugares intransitables, sin camino, pero sobre todo natural y hermoso.

Nos metimos por lugares subterráneos y también por encima del nivel normal.

Unas horas después, los osados escaladores volvieron sucios y fríos, eso sí, más contentos imposible.

Después el grupo repusimos fuerzas en el Abel Alonso con un delicioso bocata, para poder limpiarlo y ordenarlo, para que otro grupo de valientes pueda disfrutar tanto del refugio como nosotros.

Unos hacían el uso de la vieja pero útil escoba, otros buscaban leña con la que calentar el refugio  y el resto recogía la basura del medio natural, haciendo así un entorno más limpio de lo que lo encontramos.

Ahora sí, era momento de despedirse.

Nos costó, más sabíamos que volveríamos a agruparnos en busca de más mágicos acontecimientos’’

Agradecer al Club Peña Trevinca por dejarnos disfrutar de su refugio

Este campamento estaba subvencionado por el Ayuntamiento De A Coruña, dentro del convenio del fomento de los deportes de montaña, además con la participación de niñ@s del proyecto social que se lleva a cabo con la Fundación Emalcsa dentro del programa Camina-Escala-Oriéntate

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